sábado, 14 de julio de 2018

Las cuevas de Walichu, el lago y los Teguelches



Otra excursión preciosa, aunque mucho mas sosegada que tuvimos Paolita y yo de realizar en Patagonia sur, fue la visita a las preciosas cuevas de Walichu, cuevas que al borde del espectacular lago argentino de aguas turquesas e inmensidad comparable a un mar, emplearon los Teguelches para su refugio en rústica forma y también para la expresión de su "arte". En estas cuevas se hallan unas pinturas, no se si llamarlas rupestres o tipo rupestres que estos habitantes realizaron.

Empecemos por explicar quienes eran estos Teguelches. Eran los habitantes Mapuches que en forma de distintas tribus habitaban la Patagonia cuando los españoles llegaron a tan lejanos e inhóspitos territorios allá por 1522. Estas tribus eran por entonces tremendamente rudimentarias para tan "avanzada época en la vieja Europa". También para las propias Américas si las comparamos con tribus mucho mas avanzadas aunque parezca mentira decirlo del norte de America, actuales Estados Unidos o Mexico.

Se cree que el nombre Teguelche, en idioma Patagón puede significar gente nómada, gente arisca o gente de tierra estéril. Cualquiera de estas calificaciones son reales como la vida misma, pues las tres cosas eran los Teguelches. Vivían como mencionaba, como si fueran contemporáneos de el hombre de Neardental por lo menos, por no decir Cro-Magnon muchas de estas tribus aun por 1.522. Es una curiosidad mencionar la talla de estos indios que superaba el 1.90m, siendo la talla de los españoles de entonces escasamente de 1.60m. es curioso pues la alimentación en variedad y calidad de estas tribus era enormemente rudimentaria, básicamente la caza de guanacos y ñandúes y pare de contar. Quizá la recolección de alguna baya silvestre con el fruto del calafate, nada mas.

En las cuevas de Walichu, que se cree es el nombre de alguna deidad de estas tribus, lo cual no sería de extrañar dado lo espiritual, salvaje y precioso del lugar que hubieran puesto en claro homenaje este nombre a las cuevas. Se refugiaban y como mencionaba, plasmaron su arte en forma de pinturas realizadas con los dedos o también soplando huesos ahuecados de guanaco en diferentes tonos. Rojizos, amarillentos, negros, blancos y ocres etc..Se datan aproximadamente unos 4.000 años atrás.

Los primeros Teguelches llegados tan al sur y a tan inhóspitas, esteparias y ventosas tierras, eran como dijimos tribus nómadas que huyendo de las glaciaciones y como no, buscando su sustento (pues eran cazadores-recolectores aun y perseguían las manadas de guanacos o pelotas de ñandúes ), plasmaron entre otros motivos sus cacerías. Seguramente para homenajear tan preciados momentos.
Igual que nosotros los cazadores de hoy colgamos los frontales y cornamentas de nuestras preciadas presas.

También se pueden ver un tipo de pinturas de "manos pintadas" y laberintos, donde bajo el efecto de alguna droga o no, plasmaban sus creencias sobre el transito hacia el mas allá o la espiritualidad. El lugar es tremendamente inspirador para lo espiritual como mencionaba. Incluso para nosotros visitantes actuales, algo hay. En las fotos que hice como un loco, cautivado por un mismo punto simplemente por un pequeño cambio de luz y acompañan esta entrada, puede percibirse de lo que hablo. Pocos paisajes mas bonitos, inhóspitos y salvajes han presenciado mis ojos al borde de un lago.

Las pinturas fueron descubiertas ya en 1877, por el perito Moreno, así que los conquistadores españoles se cree que nunca llegaron a presenciarlas, pues no quedó constancia alguna de ello. Paradójicamente el famoso perito nunca jamás llego a presenciar tampoco el brutal glaciar que lleva su propio nombre.

Como curiosidad y antes de pasar al tema fotográfico que es lo mas importante de esta entrada, comentaré que los citados indios fueron prácticamente esquilmados a posteriori, pero no por los españoles precisamente como algunos imbecil e indocumentado en España se empeña en asegurar, sino por los Argentinos una vez independizada la colonia de España.

Esta excursión que como decía fue de las mas relajadas comenzó con un todoterreno que conseguí en El Calafate, un estupendo Defender. Al amanecer tomamos estupenda ruta por las espectaculares estepas siempre dando cara al tremendo lago argentino y la gran barrera que tras el forma la cordillera de Los Andes, haciendo paradas continuas para contemplar las sobrecogedoras vistas y continuó con una pequeña ruta a pie en la que recorrimos una gran finca privada de mas de 15.000 hectáreas propiedad de los descendientes galeses a los que Argentina cedió tierras con tal que las ocupasen tras su independencia de los españoles, dedicada a la cría de ganado ovino y terminó con la visita a las cuevas y pinturas rupestres junto con un grupo de gente turista, previa contratación de un guía que nos expuso interesantemente la historia de las tribus que habitaron el tremendo lugar antes de la llegada del "hombre civilizado" en este caso los conquistadores.

Se nos hizo de noche dentro de la cueva tomando una cena a base de cordero patagonico comido como si fuéramos aquellas salvajes tribus al pie de la lumbre ( una bonita experiencia que entra en la contratación del guía )...

En definitiva muy bonito e interesante el día, sobre todo para los amantes de la naturaleza salvaje y poco modificada como nosotros. Sin más pongo una pequeña selección de fotos que narran la bonita jornada...

Al poco de un amanecer brumoso cargamos nuestras cosas en el Defender ( básicamente mi querida mochila Maxpedition, con cuchillo, botiquín algo de beber, comer y en fin las cuatro cosas de puedan hacer falta ) y emprendemos camino...

Transitamos todo el tiempo por la brutal estepa, paisaje agreste donde los haya, muy duro y polvoriento...

Siempre a la mano derecha la estepa, a veces rota por enormes colinas, yermas totalmente, mas si cabe que el resto de estepa que al menos en el llano, se adorna de algunas plantas abusivas que en esta época del año tienen algunas florecitas casi todas ellas amarillentas como la genista o la flor del piorno.

Es facil perderse en este paisaje monotono por completo si se abandona la unica pista que lo transita.

Todo el tiempo vamos haciendo paradas en los distintos miradores que vamos encontrando y tomando algunas fotos del yermo e impactante paisaje estepario.

A mano izquierda el fabuloso lago argentino con la barrera que forma la cordillera de los Andes tras el, una preciosidad comparable a pocos paisajes. En Europa ninguno, quizá en Asia.

Detenemos también el coche como no, para sacar algunas fotos del fabuloso lago y las tremendas montañas.

Los colores turquesas del lago en claro contraste con los amarillos y ocres de la estepa son una locura.

Algunas gaviotas surcan el lago o se posan en sus orillas seguramente para alimentarse.

La estepa cae directamente sobre el lago.

Una gran isla con el fondo de la cordillera.

Por fin vemos al fondo la punta walichu, lugar en el que hemos quedado con el guía para que nos lleve cruzando una gran finca particular a ver las cuevas, seremos unas 12 personas las que vamos a visitar hoy las cuevas.

Saco algunas fotos a la Paolilla con la curiosa punta walichu de fondo y el lago turquesa por delante.
Justo antes de ascender el cerro que forma la curiosa punta descubrimos unas pequeñas lagunillas que deben ser formadas por aguas subterráneas, no tienen comunicación ninguna con el gran lago.

A nuestras espaldas con el teleobjetivo de 300mm saco una toma de unas casas de las ultimas que forman el pueblo lacustre de Calafate y de nuevo los sempiternos e importantes Andes.

Comienza a llegar la gente que junto con nosotros va a realizar la visita a las cuevas, de momento somos los primeros junto con estas dos chicas una de ellas española. La otra una amiga suya argentina a la que ha venido a visitar, juntándose ambas en Buenos Aires para realizar su primera visita a Patagonia.

Llegado el guía y completo el grupo realizamos una pequeña caminata hasta llegar a las primeras oquedales que forman la entrada a las cuevas.

El guía nos cuenta curiosidades de la forma de vida de estas peculiares y agrestes tribus que habitaron las cuevas y que también construían en el exterior de estas curiosos vivacs con ramas, como el que se ve tras el. Después los tapaban con ramas y hojas.

Algunas de las pinturas de unos 4.000 años de antigüedad.

Pinturas.


Espectacular atardecer mientras cenamos en las cuevas un maravillosos y reconfortante guiso y un sabroso cordero patagónico, estas vistas tenían desde el interior de la cueva aquellos primitivos pueblos Teguelches. La leche.

Atardecer desde las cuevas.

En una pequeña oquedad a la derecha de las cuevas montan una especie de estufa, un fuego y nos preparan la comida como digo exquisita y regada con buen vino ¡ un placer para los que amamos estar en la naturaleza, haciendo cualquier cosa! en este caso cenar en una cueva...

Paolilla con cara de frío dando buena cuenta de la cena calentita, nos sienta de maravilla con el vinito, menudo frío hace al atardecer y eso que es verano, no quiero pensar como debe ser en invierno con el permanente viento estepario.

Tras la cena sacamos una foto del grupo disfrutando del atardecer precioso.

Fabuloso contraste de luces entre el lago, los Andes y los últimos rayos de sol atravesando las nubes.


Y sin mas, cogemos los todoterrenos y nos retiramos de noche ya a darnos una reconfortante y caliente ducha en el hotel, después de un día intenso y precioso, en la estepa, siempre con la compañía del fabuloso lago Argentino.

¡Hasta la próxima!

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