miércoles, 6 de febrero de 2019

Cazar como un "Baqueano"...Una de gauchos


Baqueano es un termino precioso que es como en la Argentina designan a los auténticos gauchos que quedan hoy día, pero no a los que se disfrazan de gaucho para ir a las fiestas populares, a los auténticos hombres de campo. En España esta raza prácticamente ha desaparecido en los últimos 30 años, si conocí alguno de pequeño. A veces en forma de viejo guarda antiguo furtivo. Expertos en todos los secretos de estos duros territorios. En la caza, en el rastreo, en cuerear ( desollar ) y depostar, en fin en todo lo del campo como saber el tiempo que viene simplemente mirando al cielo y como no, en cabalgar. Los baqueanos tienen por piernas a su caballo. En Argentina todavía quedan de estas gentes.

Mi amigo Héctor gran cazador me comentó que cuando quisiera me llevaba a hacer una de las cacerías mas bonitas e impresionantes que pueden hacerse seguramente en todo el mundo. Dicha alegría consistía básicamente en acosar en las inmensas pampas ( llanuras ) y cangrejales
( marismas ) de la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires, a los jabalíes a caballo y con perros careas con Daniel un autentico baqueano. Si suena sugerente, mas aun es la realidad. Puede que sea la caza mas bonita e impresionante que he hecho en mi vida.

La zona de caza son cientos de kilometros de llanuras. De pastizales, junqueras y eneas, cangrejales y lagunas en medio de la nada. A mas de 40 kilometros de la carretera mas próxima, no hay horizonte. El cielo se junta con la tierra pareciendo enteramente que está pegado a la llanura, impresionante.

La cantidad de fauna que puebla estas llanuras y que va levantándose al paso del caballo es verdaderamente abrumadora y además suelen levantarse debajo de las patas del bruto pues todos los bichos aguantan aplastados e inmóviles hasta que casi los pisas, es su mecanismo de defensa en estos terrenos.

Trataré de describir todos los bichos que pude ver en cantidad. Seguro que alguno se me olvida, tal es la riqueza. Jabalíes, ciervos axis, antílopes negros, carpinchos ( capibaras ), liebres, vizcachas, mulitas, peludos, avestruces del país ( ñandú ), flamencos, gansos, cigüeñas, garzas, grullas, 20 especies distintas de patos, 6 especies distintas de becacinas...

La cacería consiste en andar a paso de hombre con el caballo mientras 4 perrillos careas baten a tu alrededor el terreno hasta que bien los perros, bien tu propio caballo levantan un guarro que sale escopetado siempre y en este momento meter espuelas y perseguir al cochino durante 3 o 4 kilómetros hasta que agotado, busca la defensa en parar acularse en un pegote de pasto y dar pelea a los perros.

En un alto después de haber cobrado un buen guarro

Muchas veces el guarro al ver cerca los caballos se vuelve y los acomete teniendo que ser el jinete muy rápido en pegarle el quiebro, pues no duda en cortar las patas de este e incluso en mas de una ocasión le han echado las tripas afuera. Siendo en estos casos irremediable sacrificar al caballo. Una lastima. Ni que decir tiene que si te bajas del caballo delante del guarro acosado corres el riego de ser tu el homenajeado por el marrano. Una gracia. Son tremendamente agresivos estos chanchos de la costa como aquí les llaman.

Una vez tienes al guarro parado y echando el bofe puedes bajarte y rematarlo a cuchillo ( no es muy recomendable con estos perros que al fin y al cabo son careas del ganado y no hacen presa ) Llevando dogos del país la cosa cambia pues estos si sujetan. Pero tienen el problema que no resisten 10 o 12 horas cazando con los caballos y habría que llevar perros de recambio para cambiarlos a mitad de cacería. Los cruzan de galgo para suplir un poco este problema. Como íbamos a matar los guarros con el rifle o el revolver, pues los careas son lo mejor porque resisten mucho y sueltan en cuanto se lo dice el gaucho con ayuda del rebenque ( látigo corto o fusta ancha ) bien porque han parado una marrana y hay que seguir buscando, bien para arrimarle un tirascazo al padrillo ( verraco )

Es una cacería durísima sobre todo si no tiene uno hecho el cuerpo a cabalgar. Comenzamos sobre las 6 de la mañana y terminamos a las 6 de la tarde ¡ 12 horitas de caballo ! mucha tela, añadido el detalle de que estamos en pleno verano austral y las temperaturas llegan a 30º a mediodía. Para rematar los mosquitos en estos pantanales son una plaga. Pero como casi todas las cacerías y resto de experiencias de la vida, las mas duras y trabajadas son las mas satisfactorias, añadiendo lo ya mencionado del paisaje, riqueza faunística, caballos etc...

Comenzamos sobre las 4.30 de la mañana en el puesto ( casilla ) de Daniel, el gaucho. Sacando los tres caballos y poniéndoles los recados ( monturas y demás atalajes ), para ponernos en marcha. Tenemos unos 18 kilómetros de camino hasta llegar a la zona donde comenzaremos a levantar guarros, es la costa de las marismas donde encaman. Sobre las 6 estamos llegando y enseguida entre unos juncos altos veo un buen marrano a mucha distancia unos 400 metros. Los perros no lo ventean y como el guarro está tomando dirección al centro del pantanal en dirección contraria a nosotros decidimos olvidarlo y seguir cazando.

Nos metemos en unos barrizales con pasto altísimo ( nos llega por encima de la cruz del caballo ) y enseguida un carea empieza a dar de parado. Rodeamos el posible encame con los tres caballos y saltan los guarros en todas direcciones, por lo menos van 15 marranos en el jabardillo. Metemos espuelas para ver bien los guarros fuera del pasto alto y son marranas con pequeños así que no los seguimos. Todavía quedan algunos mas que en lugar de saltar deciden buscar su defensa en la inmovilidad.

Seguramente hemos pasado durante todo el día a menos de 2 metros de los guarros varias veces no levantándose estos. Es su mejor defensa en realidad en estas llanuras sin monte. Veo por delante de mi caballo un marrano de buen tamaño completamente inmóvil, aplastado y me acerco a el despacio. Cuando el caballo está a punto de echarle la pata encima, arranca como una locomotora. Es muy grande y no llego a ver si es macho o hembra, ¡ahí va el guarroooo! grito como si estuviera monteando con los perros una mancha toledana y quisiera avisar a una postura del levante del marrano. Hector vuelve grupas y corre hacia el, que decide meterse en una inmensa laguna de escasa profundidad que tenemos enfrente. Paramos los caballos para verlo con los prismáticos y queda confirmado que es una marrana, inmensa pero marrana, así que decidimos no seguirla.

Volvemos a reunirnos los tres y tomamos la linea de la laguna para cazar unos pastizales altos, muy encharcados que hay al otro lado y que Daniel dice suele tener marranos siempre.

Enseguida, los perros están dando de parado 200 metros delante nuestra y yo que voy por detrás de Hector y Daniel y estoy con mas vista de donde están los perros veo que vuelven a levantar un piarón impresionante, por lo menos cuento 20 guarros que corren en todas direcciones. Mis dos compañeros mucho mas duchos que yo con el caballo meten espuelas y galopan detrás de los guarros.

Al trote poco a poco me acerco a ellos que veo se han parado como 400 metros por delante y están rodeando un marrano, seguramente un buen macho claro. Cuando me reúno con ellos me comentan que ahí en unas pajas altas donde están dando los perros hay un buen cochino, Hector me dice que no es un bicharraco de 28 cm de colmillos, pero es un buen navajero de 20 o 22 cm. -Lo voy a tirar- le respondo. El caballo mío no está acostumbrado a que tiren sobre el, así que decido bajarme para tirarle con el rifle. Hector me avisa que mucho cuidado que estos guarros. A parte de ser tremendamente agresivos, suelen lanzarse con otra uno si los hieres mal y no quedan secos al tiro. El marrano permanece inmóvil con los perros alrededor como 20 metros delante mía en un pegote de pasto alto. Encaro el bulto pero no distingo bien en el visor donde está el culo y donde la cabeza. Donde hay que arrearle dado el peligro mencionado de que se arranque hacia nosotros, sin un miserable árbol o roca a la que encaramarse si esto sucede además. Hector saca el Smith & Wesson del .44 magnum y encañona al guarro. -Si se arranca para nosotros te asegundo- me dice. La situación es de tensión total, pero en un momento que el guarro se mueve levemente, le adivino perfectamente una oreja y esto por su puesto supone su perdición. Hundo el dedo en el gatillo del Sako 25.06 con la cruz puesta en 3 aumentos por debajo de la oreja y el guarro queda frito pataleando. ¡ he cobrado el primer padrillo! Me abrazo a Hector de la alegría.

Aquí tenemos el primer padrillo, cobrado en un lance de máxima tensión por el peligro. Ya no bajare mas del caballo para terminar un lance, los tres marranos más que cobro, lo hago tirando desde el caballo.

Cortamos el trofeo con una sierra que lleva el gaucho en el macuto y nos disponemos a seguir buscando otro marrano. Como 20 minutos después de continuar recorriendo estas soberbias llanuras y tomar una zona mas seca pero de pastizal altísimo, siempre yo por detrás de mis compañeros, veo 5 metros delante mía un marrano solitario encamado. Han pasado perros y caballos a 2 metros de el y ni se ha movido. Continuo avanzando hacia el marrano y justo cuando mi caballo lo va a pisar, arranca como un rayo, dando un giro y huyendo en dirección contraria a nosotros. Salta para atrás como diríamos monteando. Otra vez a mi grito de ahí va el guarrooo, mis compañeros y los perros corren detrás del cerdoso.

Yo que ya he cogido mucha mas confianza con mi caballo y meto espuelas poniéndolo a galope siguiéndolos....Corremos al guarro mas de 4 kilometros con los perros a sus alcances y el guarro empieza a reducir la velocidad pues está cansado. Paramos a observar y vemos como los perros lo alcanzan dentro de un pajonal y lo agarran. Cuando llegamos el espectáculo pone los pelos de punta.

Un perro, el mas fuerte le tiene sujeto por una oreja y los otros tres por las blanduras. El guarro que es otro buen navajero castañetea los colmillos contra las amoladeras con rabia pero esta fundido de la carrera y no puede soltarse de momento. Me apremian a terminarlo si es que lo quiero matar o a quitar los perros con el látigo pues se van a fundir de la pelea y no tenemos perros de repuesto. Queda casi todo el día de caza y no sería muy productivo fundir los perros tan pronto. Hector me dice que tiene una boca como de 21 o 22 cm, no mas. Decido tirarlo, el lance creo que merece rematarse, aunque no sea un cochinaco de mas de 26cm que al fin y al cabo es lo que habría que buscar.

Hector me dice que si quiero puedo matarlo a cuchillo, pues lo tiene un perro sujeto por la cabeza. Me niego pues no me da confianza el agarre y además el cuchillo que llevamos es del tamaño de una opinel del 10. Ni loco lo mato a cuchillo en estas condiciones. Lo voy a tirar con el rifle pero sin bajarme del caballo, a ver que pasa. Giro el caballo para no tirar por encima de su cabeza y el gaucho aparta con el látigo y a voces los perros, que sueltan el guarro. Rápidamente lo encaro y le pongo un tiro en la tabla del cuello. Al caballo no le hace ni puta gracia la jugada y se pone de manos relinchando. Sujeto el rifle con una mano y las riendas con la otra y aguanto hasta tres pingos del caballo que quiere descabalgarme. Finalmente se calma y sigo sobre la montura. Mis dos compañeros aplauden y hacen bromas sobre que podría ir al más famoso concurso de gauchos domando que se hace en Argentina. En el, doman potros salvajes al estilo rodeo americano, Jesus María se llama el concurso. Risas generales y nos disponemos a sacar la foto de rigor y cortar la jeta al marrano.

Con Daniel el gaucho y el segundo marrano de la jornada. Otro buen navajero.

Después de la aventura tipo rodeo del caballo intentando descabalgarme, trato de sonreír en la foto, jejeje. Ha sido brutal pero estoy contentísimo, menudo lance.

Dispuestos para cortar la jeta al marrano y continuar cabalgando, el caballo parece que está tanteando a ver si sigue moviéndose

Decidimos hacer un pequeño alto de 20 minutos para tomar un taco, antes de continuar. Saco del macuto un poco de chorizo, queso y un chusco de pan para cada uno y nos comemos un bocata que me sabe a gloria. Lo rematamos con una empanada por barba que Paola me ha echado al macuto sin decírmelo.

Las siguientes dos horas levantamos varias piaras y algún navajerete pequeño que no tiro por supuesto y que hay que apartar de los perros a rebenque ( látigo corto gaucho ) lo antes posible para que no se quemen peleando. El calor reinante y los muchos kilómetros que recorremos nos están poco a poco dejando sin perros y sin caballos. Esta caza no pillando un día muy lluvioso es mucho mejor dejarla para el invierno. Los mosquitos además del calor nos están asediando de continuo. Téngase en cuenta que toda la llanura o casi toda está completamente encharcada, es una especie de marisma. Con esto es fácil imaginar la cantidad de mosquitos que nos rondan.

Llegamos a unas zonas que casi no están encharcadas y que Hector me dice que son las mejores para el, a la hora de encontrar buenos cochinos. Después se comprobará que tiene toda la razón. Hace años que no caza esta finca pero la conoce muy bien, en la época del ficticio esplendor del ladrillo en España se contaban por cientos los españoles que venían a matar cantidades ingentes de cochinos, a quemar dólares, y el los guiaba a muchos de ellos.

Los perretes levantan otro marrano y vuelta a empezar otro emocionante lance. Ya me lo conozco de memoria y meto espuelas para cansar al marrano hasta que los perros lo paren y podamos arrimarnos a verle bien la boca. Macho es seguro eso ya lo sabemos.

Tras una larga carrera el guarro se para y confirmamos que es un buen navajero, nada de 28cm que los hay por aquí, pero un buen guarro si es. Quizá de 22 mas o menos. Decido matárselo a los valientes. Este lugar es una perdición para un cazador íbero. Como es sabido los cochinos nos marean en exceso. Le pido a Hector el revolver del .44 magnum. Lo voy a matar a lo pistolero desde el caballo, bonito lance. Daniel aparta los perros y ya tengo al guarro encañonado en la tabla del cuello como a 25 metros. Este permanece inmóvil tras unas pajas altas que piensa que le hacen invisible pero se le aprecia perfectamente. Disparo y el guarro pega un chillido sordo y queda frito pataleando. Los 240 grains del bien colocados en la cabezota son letales. Mis dos compañeros gritan y me jalean. Ha sido un lance precioso.

Tercer buen guarro que me apiolo, este a revolver. Un lance increíble


Ante el guarro me dispongo a sacar la vaina del .44 magnum, del Smith & Wesson

Termina teniendo 21 cm de navajas pero muy anchas

Bebemos agua, estamos asados. Cortamos el trofeo al guarro y nos ponemos de nuevo en marcha en busca de mas....Esta caza es un vicio, con la cantidad de marranos que se levantan con los caballos no hay que pare, jejeje.

Levantamos varias piaras mas de marranas con lechones que por supuesto no nos interesan para nada y hay que apartar los perros en varias ocasiones, los animalitos ya no resisten mucho mas y van pegados a los corvejones de los caballos, van reventados.

Mi jaca levanta otro marrano casi pisándolo y me parece de buen tamaño. Lo corremos un rato hasta que para. Pero al acercarnos vemos que siendo un navajerete, no supera los 16 o 17 cm, así que apartamos los perros del guarro y seguimos cabalgando.

Entramos una zona bastante seca con pajonal muy alto, nos llega hasta la grupa del caballo y enseguida levantamos el primer marrano que termina resultando el mayor de trofeo. Medido tiene 112 puntos CIC. El cabrón del guarro que es medio rubio, tiene una mala follá importante y además de hacernos correrlo como 3 o 4 kilómetros, acomete contra el caballo de Héctor que lo va cortando hasta en tres ocasiones intentando cortarle las patas a navajazos. Yo que voy detrás disfruto los fantásticos quiebros que le está pegando al guarro con el caballo, que domina a la perfección.

En las locas carreras que llevamos tras el guarro se levantan hasta otros dos buenos marranos que saltan hacia atrás, uno de ellos es un verraco de espanto. Le veo perfectamente la boca cuando pasa a mi lado y es sin duda el mejor del día, seguramente tiene 12 cm o así por fuera, pero no es posible seguirlo pues va como una bala en dirección contraria a la carrera que nosotros llevamos detrás del primer guarro que se levantó y los perros igual. Una lastima, estos son los que buscamos.

Por fin conseguimos parar al marrano y le veo la boca bien antes de decidir tirarle, Hector me avisa que es el mejorcito de los que llevamos pero que no va a pasar de 22 o 23 cm. Lo voy a tirar igualmente pues ya no nos quedan caballos ni perros y vamos a tener que cortar después de este lance, con cuatro buenos guarros redondeo la jornada. Son muy anchas las navajas además. Pido el revolver y en el momento en que lo tengo encañonado el puñetero guarro se arranca de nuevo y vuelta a empezar, le seguimos hasta pararle de nuevo. Le encañono y en el momento justo que disparo se mueve levemente mi caballo y le dejo el tiro alto. No le he tocado. Loca carrera otra vez tras el y ahora si la tercera parada que hace, le coloco un balazo en toda la sien con el .44 y se termina la discusión. Alegría máxima.

El cuarto y ultimo guarro de la jornada, que no la ultima pieza

Detalle del trofeo del cuarto marrano que termina siendo el mejor de la jornada con 112 puntos CIC, sería medalla de oro en España, aquí el oro es el internacional es decir 12o CIC


Ha sido un lance de infarto por la emoción y los perros están a punto de ese infarto por el cansancio. Los caballos igual. Llevamos cazando sin casi parada alguna unas 9 horas y nos queda como 1 hora mas de camino de vuelta, ya está bien. Además vamos a buscar un buen venado ( Axis ) que tienen visto en un campo cercano que lleva un amigo de Hector, para rematar la jornada.

La hora y pico de cabalgada hasta el puesto ( casa ) de Daniel, el gaucho me resulta tremendamente dura, pues tengo el culo y los riñones destruidos de la jornada. El viejo gaucho ( solo tiene 56 años, pero aparenta como 70 ). El sol, el viento y la dura vida a la intemperie castigan lo suyo tiene callo pero yo no puedo mas y sufro lo mío hasta llegar a destino.

Por fin llegamos y en una alberca que hay del de la casa, tanto Hector como yo metemos la cabeza varias veces bajo el agua. Estamos los dos destruidos. El, lleva sin subirse a caballo mas de un año y va sobrado de peso pues tuvo un accidente que le costó una fractura de la rótula y ahora está empezando a forzar un poco mas, pero lleva todo este tiempo de cura y reposo. Yo aun estando mas o menos en forma llevo una vida que no es precisamente de cabalgar a diario, por desgracia. Daniel parece que acaba de levantarse de la cama el jodío.

Tras el "refresquito" tomamos unos mates nos despedimos de Daniel y ponemos rumbo al campo donde nos han dicho que ronda un Axis o dos de buen porte que está muy cerca a unos 15 kilómetros de donde hemos cazado. La Segunda en la bahía de Samborombón.

Llegamos al campo de los ciervos que están en pleno celo y vamos lo primero al puesto a buscar al gaucho de turno, verdadero conocedor del terreno y querencias de todos los bichos que lo pueblan.

El gaucho de este campo, es un verdadero baqueano también. Correntino ( Corrientes es una provincia Argentina relativamente cercana a Buenos Aires, la mas gauchesca quizás que queda ) y un personaje maravilloso. Su carácter típico de gaucho antiguo ( Serio, callado, conocedor de todos los secetos del campo, leal y hospitalario, prudente... en fin un tío ) Se llama José.

El buen vaqueano nos comenta que hay dos grandes ciervos en el campo. Uno no muy largo de trofeo pero tremendamente grueso y el otro algo menos grueso pero con unas horquillas de impresión ( esto es lo que mas puntúa en este trofeo según el SCI, pues al medir la longitud, se suma la total del cuerno central con la longitud del candil que forma horquilla ) No me importan los puntos y le digo que vamos a buscar el grueso. Son preciosos estos ciervos cuando tienen un buen grosor de cuerna.

Los caballos están ensillados y nos vamos a buscar los ciervos. Enseguida damos con una inmensa manada, lleva mas de 120 ejemplares entre hembras y machos y entre ellos el grueso. que es una verdadera maravilla. Los tenemos como a 250 metros, pero con los prismáticos se distingue perfectamente el pavo. Nos han detectado y están nerviosos. Cuando me voy a bajar del caballo para intentar entrarlos, echan a correr de inmediato. Volvemos a montar y tratamos de cortarlos por un desnivel que hace el terreno. Volvemos a ver la manada como a 300 metros y así nos la juegan como 5 o 6 veces mas de la misma forma, está complicado el asunto. Están muy alertados y no hay forma de volver a encontrarlos, seguramente han traspuesto y se han ido al quinto coño. Volviendo en su búsqueda vemos otra gran manada muy lejos, lo menos 600 metros. Nos bajamos de los caballos antes que nos detecten y nos acercamos acortando la distancia a pie, para ponernos a unos 250 metros. En esta manada está el otro ciervo, el que tiene la gran horquilla ( Estos ciervos originarios de La India, tiene un trofeo de solo tres puntas por cuerno, la luchadera y la horquilla )

Héctor me dice que debería intentar matar este ciervo, que es una maravilla y medalla de oro sobrado. Tiene mucha mas puntuación que el grueso. A mi se me ha metido en el magín el otro, pero falta menos de una hora para anochecer y me decido por este, pues va a ser imposible buscar y entrar al primero. Entrar a estos ciervos es complicadísimo, pues tienen un nivel de alerta tremendo y una vista prodigiosa a la distancia. Además estando el macho en una gran manada como esta, son muchos ojos vigilando. Dejamos al correntino mirando la jugada y nos comenzamos los dos a arrastrar por el suelo pinchándonos las manos y las rodillas a muerte pues por aquí todas las matas y árboles tiene pinchos lacerantes. Conseguimos por fin ponernos a unos 100 metros de la gran manada y están entre un bosquecillo de quebrachos que nos dejan ver solo la oreja de una cierva, el cuello de un ciervo o el rabo de otra. Tenemos que esperar que el gran macho quiera descubrirse y ofrecerme un tiro, que sin duda tendrá que ser rápido y sin mas oportunidad, dada la posición de los ciervos.

Por fin Hector me indica que el macho que queremos, se viene hacia mi ángulo de visión y de tiro. Sentado con el codo en la rodilla y el visor en 6 aumentos me pasa por la cruz despacito el venado y en ese momento aprieto el disparador del Sako 25.06. Siento el zap a la perfección pero desaparece de nuestra vista entre una barahúnda de patas, cuellos, cuernas y orejas. Recargo y echamos los dos a correr tras ellos, encontrando al precioso macho tumbado como a unos 50 metros del tiro, pero vivo y parece muy entero e intenta levantarse. Lo remato con emoción y pena a la vez ¡ Que bonitos son estos ciervos Axis !

Feliz con mi gran trofeo y agotado después de la interminable jornada tras los guarros rematada con la caza del axis

Con José el gaucho correntino y mi trofeo

Con mi buen amigo y grandísimo cazador Héctor



Sacamos de pecho el ciervo y lo medimos, 106 cm de largo. Medalla de oro SCI. Además lo aviamos, pues vamos a aprovechar toda la carne que en estos venados es excepcional. Me llevo los dos lomos. Héctor los dos jamones y dejamos al bueno de José las paletas y costillares lo que nos agradece enormemente.

Nos lavamos un poco la cara en el pilón de la casa y emprendemos camino de vuelta hacia Buenos Aires, molidos pero con el alma llena. Mañana me van a doler hasta las pestañas.

¡Volveré, seguro que volveré!







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.