miércoles, 19 de diciembre de 2018

Recechando guarros en Rio negro


Desde que Mariano en una cacería que hicimos en la Pampa el año pasado me comentó las cacerías de cochinos que pueden hacerse en verano en la provincia de Río negro, estaba deseando que llegara este verano para poder rumbo a Viedma y conocer de primera mano tal paraíso cochineril.

Tiene permisos para cazar en unas 30.000 hectáreas de campos a unos 120 kilometros de la mencionada ciudad de Viedma, en la provincia de Río negro, en plena Patagonia. La mayor parte de este terreno es prácticamente llano, alternando inmensas siembras de avena la mayor parte, con montes cerrados, prácticamente impenetrables, no solo por lo sucio sino por que todos los arboles y el monte bajo está compuesto por especies con enormes pinchos que solamente la piel de un guarro puede vencer, es prácticamente imposible adentrarse en ellos una persona y en muchos tampoco los perros.

Estas avenas la mayor parte no se siegan, exceptuando algunas pocas que se emplean para recoger simiente y volver a plantar otros campos. Son para comida del ganado vacuno, bastante abundante en estos pagos. Al no ser una zona de pastos verdes todo el año como la provincia de Buenos Aires por ejemplo, se siembran de avena enormes extensiones y así se evita en verano tener que aportar al ganado piensos de cualquier clase. Añadiendo la cantidad de agua que el Río Negro y el Río colorado aportan a estas enormes extensiones y que la población humana es mucho menor que la cochinera, pues escasos pequeños pueblos de muy pocos habitantes hay, pues nos encontramos que la cantidad de jabalíes y la cantidad de ellos que llegan a viejos es enorme. Un paraíso para los que como yo tienen, en cazar los grandes cochinos por la noche su modalidad y especie de caza predilecta.

Además pueden cazarse perfectamente a rececho estas grandes avenas, lo cual hace mas bonita aun esta caza pues es tremendamente aburrido estar de aguardo toda una noche en un comedero o baña, siendo la caza a rececho con luna una de las mas bonitas que se puedan practicar, nada que ver. También tiene Mariano algunas posturas fijas en bañas naturales o rincones en los que se les echa algunos puñados de maíz a los guarros, bien por si algún cazador prefiere cazar de aguardo, bien por fijar algún determinado gran cochino en algún lugar donde por la enorme extensión de algunas avenas, sea difícil ganarle la batalla. No es para mi, no intenté esta forma ninguna de las tres noches, en las cuales siempre cacé a rececho.

El sistema es mas o menos el siguiente: Se elige alguna avena que se vea que tiene entrada de uno o varios buenos cochinos ( la extensión de las avenas es inmensa, siendo normalmente de un par de kilómetros de largo por 1 de ancho de media ) algunas tienen algún pegotillo pequeño de monte en medio que por ser de arboleda la maquina respetó, pero pocos y pequeños. Una vez elegida la avena en la que pasar la noche entera, pues nos poníamos sobre las 6 de la tarde, para levantarnos a las 6 de la mañana, nos colocábamos en un lugar viento a favor donde con la luna y los prismáticos se divise la mayor parte posible de siembra y de barrera con el monte.

Otro ayudante de Mariano se colocaba en el otro extremo de la avena con un walkie por si el gran verraco entrara fuera de nuestra vista, avisarnos e intentar acercarnos y ponerlo a tiro. Una vez identificado un gran macho en la avena, se inicia el emocionante rececho muchas veces a cuatro patas, para ponernos a unos 120 metros e intentar con la ayuda solamente de la luna, conseguir ganarle la partida al gran cochino. Acercarse más es imposible por razones obvias y tirarlos con la luna a esa distancia, no es fácil. Hay que tener nervios de acero y con los prismáticos tratar de ubicar bien el codillo del cochino, para después colocar un buen tiro. Si los cochinos se meten mal pegados a estos montes cerradísimos y pinchudos, es muy complejo después cobrar ese guarro.

En una sola avena pueden entrar y entran varios machos grandes en una noche, así que para no meter mucho jaleo empleábamos silenciador en el Remington 30.06 para no espantar demasiado con el tiro. Este año hemos tenido la mala suerte digamos, de que ha sido muy bueno de lluvias sobre todo en los meses de Agosto y Septiembre y la altura de las avenas era tremenda, mas de un metro, con lo cual es muy seguro que hemos tenido guarros delante que siquiera hemos visto, pues muchas de ellas tenían tal altura que tapaban un marrano grande. Y eso que son muy grandes. Los cochinos que hay por aquí son equiparables en tamaño tanto de cuerpo como de colmillos a los guarros Attila de Turquía, mas que a nuestros cochinos españoles. Un macho de los grandes supera fácil los 150 kilos y se cobran guarros de 24, 25 y hasta 27 cm de navajas y de mas de 120 puntos CIC.

Al entrar un macho de gran tamaño, hay que entrarle y dispararle, evidentemente es muy difícil saber la boca que tiene y algunos machos jóvenes pueden tener un gran tamaño, máxime con lo alimentados que están en estas zonas y por contra un macho mediano puede ser viejo y tener una boca tremenda igual que pasa en España a veces. Por tanto cochino que va solo y tiene ya un tamaño medio, a no ser que pueda verse cerca para constatar los colmillos ( muy difícil ) hay que tirarlo. Después ya al acercarnos veremos que trofeo tiene, es así. Por este motivo a veces por mas que nos joda se matan navajeros de 16 o 17 cm que no es lo que buscamos pero...

Como antes mencioné el buen año de lluvias ha dificultado la cacería, aun con estas estoy tremendamente contento con el resultado. Otros años con las avenas algo mas bajas, seguramente hubiera cobrado según Mariano 7 u 8 machos de boca fácil y terminé matando 4 machos, 2 oros 1 plata y un navajerete de 17 cm que cobré la última noche. Hay un español que viene todos los años desde hace mas de 15 que ha llegado a llevarse algún año en 8 noches 25 machos de boca, de los cuales 12 medalla. Impresionante.

Pero comencemos contanto lo que fue la cacería:

Tomo en Buenos Aires un avión el Jueves a las 9 de la mañana hacia Viedma. Viedma es una ciudad sita en la provincia Patagonia de Rio Negro un lugar tremendamente bonito y salvaje, inmensa provincia completamente despoblada y llena de inmensas montañas, terrenos tipo estepa como en tantos lugares de la Patagonia y zonas de monte y cultivos de cereal de secano como es la zona que vamos a cazar en esta ocasión. Vuelo tranquilo de una 1:45 hs digo tranquilo porque no es lo normal, casi todas las veces que uno vuela a una región de la Patagonia las turbulencias por el tremendo viento acojonan verdaderamente, gracias a Dios no esta vez.

Mariano me esta esperando en el aeropuerto pues tenemos mas o menos una hora de coche hasta el pequeño pueblo donde vamos ha hacer campamento base dentro de las 30.000 hectáreas que disponemos para cazar los cochinos, no sin antes subir la pic up a un curioso transbordador que nos cruzará el Río negro. La zona de caza está en una península completamente rodeada de este tremendo río excepto en un pequeño paso que nos obligaría ha hacer 3 horas de coche por caminos infernales.
¿ Porqué no hacen un puente? "buena pregunta", entiendo que el coste de dicha obra para el numero de vehículos que acceden es inviable completamente. Así las cosas una plataforma para unos 5 coches máximo unida a un cable te lleva de una a otra orilla en 2 minutos.

La curiosa plataforma transbordadora que sirve para cruzar el río y llegar a las zonas de caza

La pic up de Mariano antes de subir a la plataforma

Hay una curiosa norma nadie sabe el porqué, que obliga a subir solo el conductor dentro del vehículo y cualquier acompañante debe bajarse y cruzar el río fuera de este sobre la plataforma, así que me bajo y aprovecho para tomas algunas fotos

Mariano me toma una foto con la bandera que adorna el curioso artilugio transbordador

Una vez cruzamos el inmenso río en escasos 15 minutos llegamos al destartalado pueblo de unos 300 habitantes, que no tiene ni calles asfaltadas siquiera donde en una vieja casa podremos descansar un ratito por el día y comer, después de las largas y duras noches de campeo tras los cochinos.

El pueblo es un poema, ni calles ni alcantarillado, ni nada

Los 300 habitantes que mas o menos tiene el pueblo se dedican todos al campo, bien la agricultura bien la ganadería vacuna

El destartalado comercio de la foto es el único que hay en el pueblo y es una especie de Bazarillo que vende un poco cualquier cosa, desde alimentos hasta ferretería o incluso boletos de lotería, es lo que hay

Cuando llegamos a la casita, están allí los tres ayudantes de Mariano: Marcelo, Juan y Javier. También Emilio un cazador español, arquitecto de Madrid que viene todos los años desde hace 8 mas o menos y que caza 9 noches seguidas de las cuales le falta una. Lleva cobrados 6 cochinos de boca en 8 noches de los cuales dos de ellos muy buenos de mas de 110 puntos. Me comenta que ha sido el  año de peores resultados desde que viene, pues no se ven los cochinos con las avenas tan altas. Joder como serán los buenos, pienso. Acaba de irse el día anterior otro español de Cordoba, Rafael que ha cobrado 5 cochinos buenos en 7 noches. La cosa pinta bien, yo voy a cazar tres noches y con 3 o 4 buenos cochinos me voy contento, necesitaba salir al monte tras duros meses de trabajo sin siquiera poder salir a pasear al aire libre y con esto soy feliz, si encima mato tres o cuatro buenos guarros
¡ para que quiero más!...

Sobre la parrilla están ya dos buenos pollos de corral (los pollos en Argentina tienen tamaño de pavo) para meternos una buena comilona, siesta y salir sobre las 6 de la tarde a la tarea. Ya no volveremos a la casita hasta las 7 de la mañana mas o menos para desayunar.

En el jardín de la casa hay un precioso perro Dratahaar y un magnifico Jagd Terrier. Ambos de Marcelo uno de los ayudantes de Mariano, gran amante de los perros de caza ( tiene mas de 30 en su  pueblo de Pico en la Pampa ). Nos deben echar una mano con los rastros si por desgracia tiramos algún cochino y no cae como debe en su sitio.


Fantásticos pollos asados a la brasa que comeremos el primer día de mi llegada

Jagd Terrier de Marcelo, se lo trajo desde Serbia, a Argentina

Precioso Drathaar también de Marcelo

Después de dar buena cuenta de los pollos que están deliciosos regados con buen vino Malbec de Mendoza y echarnos una mini-siesta de una horita, nos preparamos para echar la primera noche tras los marranos. Esta primera me van a acompañar Juan y Javier ayudantes de campo de Mariano, pues este se irá con Marcelo a acompañar a Emilio que caza la ultima noche y parte para España.

Preparo el macuto con parsimonia, revisando que todas las capas de ropa están correctas y bien ubicadas ( a partir de las 2:00 am el frío a pesar de estar llegando el verano es terrible, pues la temperatura ronda los 0º, pero con el vientecito que suele soplar siempre en esta región junto con la helada que cae desde esas horas, la sensación térmica se parece mas a los -5º o -6º, mucha tela. Reviso también que llevo el resto de bártulos importantes como los guantes, gorro, cuchillo etc... Y me cuelgo los prismáticos, mis viejos Leica 10x42 que son el elemento mas importante sin duda junto con rifle y munición por supuesto.

Esta primera noche nos vamos a poner en una grandísima avena de unos 3 kilómetros de largo por 700 metros de ancho, que está en una primera parte crecidísima. Mas de un metro, con lo cual no veremos los cochinos en esa parte. Solo podríamos ver moverse la avena, pero no creo que fuera posible tirar. Pero tiene otra parte de mas de 1,5 km de largo en que no supera los 60 cm de altura y aquí si podremos disparar un guarro si da la cara. Está la avena completamente rodeada de un carril de unos 3 metros de anchura y luego monte, un monte impenetrable en casi todo el perímetro excepto en una parte que tiene algunos claretes en los que se ven muchísimas muestras en las trochas que han formado de salida y de entrada los cochinos que cada noche entran a comer.

Hacemos para llegar a ella como media hora por carriles en bastante buen estado y paramos en una casita, un puesto como dicen por aquí, donde Martín un jovenzuelo gaucho cuida unas 200 fantásticas vacas de carne gordas como pelotas. Martín es un maquina con los cochinos, le controla a Mariano las 5.000 hectáreas que ocupa el campo que el cuida y sabe perfectamente donde está entrando algún buen marrano, por donde se mueven las piaras etc...Nos paramos en la casilla a que el gaucho nos cuente donde sería mejor colocarnos para nuestras aviesas intenciones y este nos cuenta que un gran marrano está tomando una baña al otro lado de la siembra y por supuesto después se lía con esta. Toma la baña por lo visto bastante tarde, sobre las 2:00 y a partir de ahí a su ritmo toma las avenas.

Debo decir que los machos grandes que tiramos y vimos, siempre entraban a las siembras después de las 2:00 hs o 3:00 hs de la mañana, no así las piaras que muchas veces encontramos ya fuera pelando espigas a plena luz del día. A parte de ese buen guarro, muchas otras pistas de cochino entran y salen, incluida alguna mas de buenos machos. En una gran avena de estas a parte de las marranas y gente menuda, suelen entrar al menos 4 o 5 machos durante la noche. En algunas avenas tendremos que lidiar con la presencia de las vacas también, que no es que molesten en nada la entrada de los cochinos, pero si son una dificultad a la hora de entrar un buen macho que pueda estar comiendo en la avena, pues al verte acercarte pegan espantadas que por supuesto sirven a los guarros para saber que algo raro pasa y quitarse de en medio en tus narices. En esta noche no habrá vacas en la avena pues están encerradas para laguna operación veterinaria, de vacunación seguramente.

Sin más, nos vamos los tres hacia la avena para tomar posiciones y esperar que llegue esa luz que no es de nadie. El plan es que Juan se quede en un lado de la avena, justo donde termina la parte que está muy alta y comienza la que realmente cazaremos, que es mas o menos por donde el gaucho nos dijo que pasa el marrano que se baña en un montecillo contiguo y nosotros, Javier y yo nos coloquemos como 1,5 km mas adelante, en el mismo lado de la siembra, digamos en linea, al borde del carril. Comunicados con unos walkies, si Juan viera al marrano en sus inmediaciones, nos avisará para despacio y a pinrel nos acerquemos a intentar pegarle el susto.

Javier amontonando un haz de leña para que Juan se coloque pegado a el controlando ese lado de la avena

Vista de la salida del monte al carril primero y a las siembras después, las pistas de los cochinos aun con el suelo seco como está se aprecian perfectamente

Juan preparándome el rifle, para la noche.

Nos ponemos y al rato aparece el simpático gaucho a caballo y nos dice que el piensa que es mejor que nos pongamos al otro lado de la avena, que Juan quede donde está pero que nosotros nos crucemos al otro lado pues hay muchas mas pistas de los cochinos y concretamente hay pistas de varios machos solitarios que salen del monte por el otro lado. Dicho y hecho, el es el experto en estos terrenos, vive en ellos y pistea los cochinos a diario...Cogemos la pic up y nos vamos por el camino adelante Javier y yo hasta rodear completamente la siembra y colocarnos al otro lado, casi enfrente de donde está Juan a unos 800 metros que es el ancho que tiene la avena.

La tarde está despejada completamente, casi sin viento y la luna llenó ayer, así que tendremos la luna arriba del todo casi toda la noche, pinta bien.

La realidad es que no vemos movimiento alguno en la siembra ni en el monte en mas de 8 horas, a pesar que nos dejamos los ojos en los prismáticos. Son las 2:00 hs de la mañana y yo no aguanto mas sentado así que le propongo a Javier recechar por el camino dando la vuelta a la siembra a ver si viendo otros ángulos somos capaces de echar el ojo a algún cochino. Desde la postura vemos muchísima siembra, como 1 kilometro hacia un lado y 500 metros hacia el otro y de frente hasta la raya del monte donde se encuentra Juan, como 800 metros y nada hemos visto moverse.

Es cierto que si los cochinos se encuentran pegados a la raya del monte de enfrente no los veríamos creo yo con los prismáticos contra la oscuridad de la vegetación. A Javier no se porqué no le hace gracia mi idea de movernos, pero me dice que si finalmente. Contactamos con Juan por el walkie para ver si vio algo y nos dice que una piara de 8 marranas un buen rato comiendo delante de el y un buen macho pero que ha cruzado la siembra al trote cochinero sin parar y se ha metido al monte a unos 80 metros de el por su espalda y con dicha maniobra no le ha dado tiempo ni a avisarnos y mucho menos hubiéramos llegado a tiempo, teniendo que cruzar toda la siembra. Vaya hombre, si nos hubiéramos quedado en la postura del principio antes de movernos el gaucho, tendríamos un guarro en la buchaca, pienso sin decir nada.

Por fin arrancamos despacio por el carril mirando cada tres pasos la siembra, Javier delante con el trípode y yo detrás con el rifle que con el maldito silenciador me incomoda sobremanera pues cabecea con el peso de este. El frío es terrible a estas horas, el vientecito corta la cara y me tapo con la bufanda lo que puedo. No llevamos ni 50 metros caminando cuando veo un guarraco que sale del monte, cruza el carril hacia la avena como 100 metros delante nuestra. Javier que va mirando las pistas en el suelo ni lo ha visto cruzar delante suyo. Le chisto bajito y enseguida levanta la cabeza y lo ve. Me abre el trípode rápido pues el cochino va pelando espigas pero andando hacia el centro de la siembra. Lo tengo terciado con el culo hacia nosotros y andando a unos 120 metros, enciendo el punto rojo del visor bien apoyado y le voy siguiendo con la cruz puesta en los riñones pero por su posición si aprieto con el, le alojo el proyectil mas o menos en la paleta contraria, no espero más y rozo el disparador. El silenciador me permite escuchar a la perfección el plaf del proyectil en el cochino que pega un ronco quejido, pero queda pataleando a 5 metros del tiro. Javier solo acierta a decirme ¡ Le has tirado andando !....Nos abrazamos y nos vamos corriendo para el cochino. Es un guarraco de unos 120 kilos, medio pelado. Acerco mi mano a la boca y le toco unas fantásticas navajas, de unos 9 centímetros, anchas y buenas amoladeras. ¡¡¡Siiii! He matado un cochinazo.

Por la mañana sacamos los colmillos y los medimos... 22 centímetros, nos da 111,50 puntos CIC. Oro.

Primer cochino que cobro y el único la primera noche, sobre las 3:00 hs de la mañana




Trofeo del primer guarro 

Nos volvemos para la postura y la pasamos de largo recechando hacia el otro lado de la siembra y no vemos nada mas. Echamos otras dos horas mas puestos con el mismo resultado. Nada. Llamamos a Juan que se viene caminando y entre los tres cargamos el guarro en la pic up y nos vamos para el pueblo a meternos un buen desayuno a base de embutidos y quesos y echar un sueñecito. La verdad que solo hemos visto este buen guarro que hemos matado, ni piaras ni nada, es raro según me dijo Mariano aparte de muchos machos hay mucha densidad de cochinos. Mas tarde descubriremos que no entendimos bien al gaucho y nos colocamos mal, según el nos indicó. Seguramente hemos estado cortando el paso a los boquetes que estaban mas tomados. Vaya por dios.

El segundo día, comienza enseguida pues no puedo dormir con tanta luz, la casa es vieja y entra la Luz por todas las rendijas y yo así soy incapaz de dormir.

Nos enteramos que hay en el pueblo la feria de ganado que celebran cada 15 días y acuden paisanos de todos los pueblos vecinos a por reses y lo mejor, hay una gran parrillada en "barra libre" para todo el que quiera asistir pagando 200 pesos una cantidad ridícula ( unos 6 euros ). Por supuesto quiero ir a bichear como subastan el ganado y a zampar esa parrillada. Mariano tiene que ir al aeropuerto a llevar a Emilio que se vuelve para España y a recoger a un cazador italiano que se incorpora.

Me voy con Juan y Javier al festival ganadero y la comilona tremenda a base de todas las piezas típicas de la parrilla argentina, las achuras ( casquería ) chorizo y morcilla, con lo que toda buena parrilla que se precie comienza, para seguir con casi todas las piezas de los novillitos, como ellos dicen a las terneras. Entraña, vacío, bife de chorizo, ojo de bife y como no la pieza mas popular y la que menos a mi me gusta que es el asado ( costillar de la vaca partido en tiras longitudinales )

Hay como unas 80 personas comiendo en mesas de 10 dentro de una nave bastante apañada y nueva y no para de sacar bandejas de las que puedes pedir hasta que te hartes y la verdad nos hartamos bien, pues la carne es deliciosa y encima hecha al asador que ellos dicen, que no es mas que poner a buena distancia del fuego la media cañar entera y que se haga con el calor la carne en 7 u 8 horas, es como la hace la gente del campo y es excelente método. En la ciudad y en los restaurantes por supuesto no se hace así la carne, se hace a la parrilla simplemente. El único fallo es el vino que es peleón a muerte y aunque pedimos casera para aflojarlo, es veneno puro.

Con Javi y Juan, poniéndonos morados a carne en la feria de ganado


Después de la tremendísima comilona, tampoco soy capaz de dormir y a las 17:00 hs aparece Mariano con el cazador italiano, Stefano de Ambrosis, un caballero.

Stefano, de unos 70 años es de Milan, alto, delgado y bien parecido, con esa elegancia  que tienen los italianos que la tienen, bien vestido además hasta en el campo. Ha cazado y recorrido el mundo cazando pues siempre fue propietario en su Milano de varias agencias de viajes con su parte dedicada a los safaris y su afición por la caza tremenda.

Además por su edad conoció grandes épocas para las cacerías, en todos lo continentes y todas las especies interesantes ha cazado. Desde el bongo en las selvas Africanas, el elefante en las grandes sabanas, el jaguar en el mato grosso o muchas de las especies de carneros de Asia y todos los de norteamerica. Su conversar afable y educado me agrada enseguida y ya los dos días que coincidimos converso largamente con el. De caza casi todo el tiempo como no, pero también de los mas variados temas...

Lleva afincado unos 20 años en Argentina pues vendió todas sus propiedades en Milán, que eran bastantes al conocer a la que hoy es su mujer, 20 años menor que el y se vino para acá comprando en la población de 9 de Julio ( provincia de Buenos Aires ) una espectacular finca llena de lagos y lagunas que puede ser de las mejores para cazar patos de todo el país, es decir de las mejores del mundo. Comercializa unas tiradas de patos que son un espectáculo autentico ( Mas de 15 especies distintas ). Vienen clientes cazar patos a su casa de todo el mundo, principalmente Europa o Estados Unidos, ya sabemos que los cazadores de patos muy aficionados son locos del asunto, muchos de ellos dedicados exclusivamente a ello y recorriendo varios lugares del mundo tras las anátidas.

Además de vivir como le gusta y en el campo le va de cine el negocio. Fuera de su tremenda afición a cazar patos lo que mas pierde a Stefano es cazar jabalíes o bufalos, los segundos hace tiempo que no lo hace ni viaja a Africa,  de lo primero acude a distintas zonas de Argentina tras los guarros siempre que puede, incluyendo una buena finca que tiene arrendada en la Pampa para cazarlos el solo. Eso si me confiesa que estos terrenos de tipo negro donde caza Mariano y estamos son de lo mejor del país para jabalíes europeos en abierto.

Como a las 18:00 hs estoy cargando en la pic up los bártulos para comenzar otra larga noche tras los marranos, que a eso hemos venido. Esta noche Mariano y Javier son los que me acompañan y guían, pues Juan se va con Stefano el cual ni aguanta toda la noche ni gusta tanto eso de andar recechándolos y tirándolos largos en las avenas. La verdad que ya no están sus facultades a tope para esto, así que Mariano le ha preparado algunos puestos frente a una charca o con maíz para poder tirarlos a 30 metros y quitarse a las 2:00 de la mañana cuando se canse.

Mariano me propone irnos esta noche a unos campos que están algo alejados como a 40 kilómetros de carril donde dice que este año no ha ido nadie, ni el mismo a rastrear y además varios paisanos le han dicho que han visto varios buenos guarros. Tu mandas le respondo, así que cogemos camino, llevamos unos 20 kilómetros recorridos, serán las 7 de la tarde cuando Javier que va delante con Mariano ve un cochino en un claro en una ladera a la derecha pegado al monte. En los típicos charcos de barro de lluvia sobre una buena greda, que suelen barrearse los guarros.

Mariano para el coche y me mete prisa para que saque el rifle y cargue rápidamente. El rifle está en su funda en el maletero y con el silenciador sin poner, es decir hay que ponérselo o girar la torreta del visor hasta el 0, pues está centrado con el chupete. Yo el cochino desde mi posición no lo veo siquiera. Me bajo rápidamente saco el rifle le cargo tres cartuchos y giro la torreta hasta el 0, saco el trípode y le pregunto nervioso donde esta el cochino. Me lo señala Javi, y por fin lo veo, es una gran cochino, no muy largo pero de estos altotes y amplios de pechos. Coloco el trípode y tomo distancia
( 180 metros ) El cochino está tumbado barreandose y lo tengo en la cruz con los 12 aumentos puestos. Cuando empieza a levantarse y pone las patas de alante en pie, aun con el culo en el suelo, le subo la cruceta al codillo y arreo con el.

El guarro se mete al monte como un rayo y no le veo hacer ningún extraño al tiro, pero estoy muy seguro que le he cogido el codillo. Nos vamos corriendo hasta el tiro y no hay sangre, si vemos los salpicones de barro sobre el carril y los uñazos de la arrancada, buena señal. El monte donde se ha metido es el monte mas cerrado de matas con pinchos que he visto en mi vida y es imposible meterse a rastrear por el sin salir como de la pelea con un tigre, además hay que ir a ponerse. Mañana por la mañana lo buscaremos. Estoy muy seguro que el tiro ha sido bueno, pero siempre te queda una pequeña duda y jode bastante irse así sin poder rastrear, pero bueno es lo que hay. Mariano me dice que piensa también que el guarro está frito dentro del monte, veremos.

Con estas seguimos carril hasta llegar en una media hora larga a unas fantásticas avenas que están muy altas de nuevo en algunas zonas y algo menos en otras. Tienen como 3 kilómetros de largo por 800 metros de ancho, completamente rodeadas de monte mas o menos cerrado según la zona, pero muy tupido en general. En varios puntos de la siembra hay pequeños rodarles con arbolillos de unos 2 metros de alto que la maquina respetó y que pueden servir para taparse en ellos y controlar ciertas partes del cultivo y las rayas del monte. El sitio es fantástico, de ensueño, muy tranquilo y solitario.

De hecho según estamos descargando los archiperres, vemos que al fondo como a 600 metros de nosotros hay un gran piarón de cochinos, seguramente cochinas, con mas de 20 ejemplares. Nos encaramamos los tres sobre la pic-up que está en el carril que bordea la gran avena para echarles un vistazo con los prismáticos no vaya a ser que algo de los que está algo separado del grueso del jabardillo sea un macho.

La gran avena con el monte al fondo como a 800 metros mas o menos, entre medias se aprecia uno de los pequeños rodarles de árboles que en forma de isla quedaron en la siembra.

Comienza a atardecer y aunque la piara de cochinas que hay ya comiendo son un buen augurio, las nubes negras y
el gran viento que se está levantando presagia exactamente lo contrario...

Después de mirarlos un buen rato, llegamos a la conclusión que no hay ningún macho, solo marranas y algunos primalones, vaya.

Cuando comienza a anochecer se levanta un viento bestial, como de 50 kilometros por hora, con rachas mayores todavía y el cielo se encapota amenazando tormenta además. Pasamos verdadero frío pues aunque la temperatura no debe ser menos a 6 u 8 grados y vamos bien abrigados, el viento se te mete por cualquier parte y la humedad es terrible, mala combinación. Nos pelamos de frío. No vemos ni un bicho mas hasta que a las 2:00 hs con el viento a tope Mariano me propone irnos para el todoterreno, meternos un ratito a tomar un café caliente que lleva en un termo, un sandwich y de paso entrar un poco en calor. Después rececharemos hasta el amanecer por alrededor de toda la avena a ver si cambia la suerte. Acepto claro.

En una horita mas o menos con el reconfortante café calentito, un buen sandwich en la barriga y las manos calentitas otra vez me pongo los guantes, el gorro y salimos de rececho. Nos vamos los tres al rodal de arboles que hay en el centro de la siembra que es bastante estrecho, unos 30 o 40 metros, pero bastante largo, unos 150 y desde el cual nos queda la raya del monte a 200 metros y además en la zona que Javier que conoce bien de otros años esta avena, dice que suelen salir los guarros. Podemos movernos por el a cubierto de los arboles e ir controlando distintos ángulos y zonas de la barrera que hace el monte con los diferentes picos de la siembra.

Nos esturreamos los tres por dentro del rodalillo dejando yo el rifle apoyado en un árbol y controlando así mas zonas de la avena y estamos así, mirando con detenimiento cada uno una parte como una hora mas o menos sin mayor novedad. Son las 4:00 de la mañana y aunque hace mucho fío el viento se ha calmado, eso si no hay mucha luz de luna ya pues está comenzando a menguar y ha bajado bastante. Tenemos delante esparcidas por la siembra unas 20 o 25 vacas y terneros ya de buen tamaño ( vaquillonas como ellos dicen ) Mariano se ha venido a mi lado y cuando ando barriendo con los prismáticos la raya del monte entre las vacas, me toca el hombro tres veces susurrándome que ahí está el guarro tan esperado. Me señala entre las vacas uno de los bultos, me fijo bien y antes lo pasé pensando que era un ternero y cuando le veo levantar la cabeza, ¡ Me quedo perplejo del tamaño del cochino ! Está a unos 180 metros comiendo avena pero a unos escasos 20 metros de la barrera de monte. Nos ponemos Mariano y yo a cuatro patas, quedando Javier en los arboles controlando la entrada con los prismáticos, avanzamos como 50 0 60 metros sin ver mas al guarro medio a rastras y Mariano que va delante se incorpora lentamente diciéndome que me quede abajo. Vuelve a bajar y me susurra que lo tenemos a unos 120 metros y que no podemos avanzar mas o nos va a detectar seguro, a pesar del viento completamente a favor.

Lentamente nos vamos levantando y me abre el trípode muy despacio, me coloco, encaro y ahí está el guarro. Mejor dicho, el bulto. No veo en que parte del bulto está la cabeza y en cual el culo, La Luz no es muy bollante que digamos. El marrano levanta la cabeza para tomar aire en un momento dado y ahí lo tengo. Le coloco la retícula iluminada mas o menos, pues no veo con detalle donde pienso que tiene la paleta y aprieto el disparador con confianza. Al tirar con el silenciador escucho perfecto, casi tanto como el disparo, el plaf del proyectil contra el cochino. El guarro corre hacia el monte despendolado y se pierde en una décima de segundo.

Esperamos a Javier que viene a ayudarnos y nos vamos los tres para el tiro. No hay sangre, mierda. Mariano y Javier son dos indios rastreando, hasta de noche. Y avanzan por el monte cerrado, -que peligro- dándose perfecta cuenta de unas piedras giradas o una rama tronchada con sus linternas. Detrás a 20 metros de ellos voy yo con el rifle. Como a los 50 metros vemos la primera sangre que ya no para a tramos hasta que Mariano que va el primero, se topa con el guarro. El cochino es un burro. Largo como un día sin pan e inmenso. De boca igual. Tiene 11 cm de navajas fuera, que terminan en 24 una vez sacadas, anchísimas. 121,50 puntos CIC. Orazo tremendo. Estoy contento. Como para no estarlo, es el mejor cochino en puntos que he matado nunca, mi mayor cochino hasta este tenía 118 CIC, con 26 cm de navajas eso si.

Con el tremendo cochino 

El cochino de perfil, los 165 grains del 30.06 le entraron algo atrás del codillo cogiendo los dos pulmones, corrió unos 200 metros.

Con Javi contentos con el pedazo de trofeo

Estamos agotados, así que cargamos el guarro y nos vamos para el pueblo a echar un sueñecito. Por la mañana cuando nos levantemos iremos a buscar al que tiré por la tarde barreándose yendo a ponernos.

Nos acostamos pero duermo poco a las 10:00 hs de la mañana estoy en pie dispuesto a buscar el marrano de la tarde, pero Marcelo ha agarrado el jagd terrier y se ha ido a buscarlo, sin avisarme. Esperemos que lo encuentre. Queremos hacernos un asado en la casa y nos vamos al pueblo a buscar una carnicería para comprar carne. Solo hay una y resulta que tienen una canal colgada pero sin despiezar y la señora nos dice que el marido que es el carnicero no volverá hasta mañana y que ella no sabe. Javier que es carnicero, le propone agarrar el cuchillo y la sierra y preparárnoslo si a ella no le importa. Sin problemas, así que se mete dentro y sale con dos tiras de asado y la entraña, dice que la carne es excelente, de un novillo ya grandote pero excelente, fantástico al lío...

Nos metemos un asado tremendo conversando animosamente de la caza por supuesto. Stefano no tiró, ni vio siquiera ningún cochino anoche, a las 2:00 hs se aburrió del puesto y se fue para la cama. Vaya que mala suerte, le deseo que esta noche que es la última para mi, tenga mas suerte.

Echamos la siesta y nos levantamos algo tarde, esta noche me voy solo con Mariano a unas avenas que están bastante lejos y que según el son de lo mejor, no las ha registrado este año, pero me asegura que tienen que estar entrando varios buenos guarros en ellas, como todos los años. El guarro que se me fue pegado no apareció pues el perro de Marcelo no está picado a la sangre y no lo ha encontrado, sigo estando seguro que iba pegado de codillo. Mariano me dice que no me preocupe que esta tarde ha ido el gaucho con el caballo y dos perros y lo cobra seguro. Marcelo nos comenta que ha visto varios buitres dando vueltas cuando lo buscaba con el perro. Justo antes de salir para el monte aparece el Gaucho con la boca del marrano, lo único que ha recuperado pues el cochino estaba completamente bufado y apestando por el calor que hace. Lo han encontrado yendo directos a donde volaban los buitres.

El guarro es cojonudo, como ya imaginábamos, tiene 21 cm de navajas y es medalla de plata ( 108 puntos CIC )

La jeta del guarro que se fue pegado y se cobró al día siguiente por la tarde, estaba pegado de pulmón con el 30.06 y los buitres lo mostraron como a 300 metros de donde lo tiré, buen trofeo de 108 puntos


Salimos Mariano y yo a cazar la ultima noche rapidito con a la pic up pues tenemos que hacer como 40 kilometros por carriles y es algo tarde vamos a llegar ya anocheciendo, pero vamos tampoco pasa nada porque tenemos toda la noche por delante y el 99% de los machos solitarios entran a las avenas mas tarde de las 2:00 de la mañana. Vamos todo el camino hablando de las ganas que tengo que cobrar un puma y Mariano me dice que vamos a cambiar de plan y nos vamos a poner en unas charcas que están un poco mas lejos todavía que las avenas que hemos previsto cazar, pues es una zona donde pegan mucho los pumas y con el calor no sería extraño que esté entrando alguno en las charcas mencionadas.

Llegamos por fin a las charcas casi anocheciendo y hay bastantes huellas de cochino en ellas, pero ninguna del puma, vaya. Vemos además que ya se han barreado dos marranos antes de anochecer, uno bueno y el otro medianejo. Mariano me dice que aun así podemos quedarnos pues seguro que entra alguno mas durante la noche. Le digo que no, que si no hay rastros del puma prefiero ir para la siembra y poder estar de rececho toda la noche que quedarme de aguardo en la charca, mucho mas aburrido por supuesto que recechar. Dicho y hecho, volvemos para atrás por el carril y en 15 minutos estamos llegando a unas avenas acojonantes, inmensas, con unos pegotes de monte tremendamente querenciosos para los encames de los cochinos. A un costado está el carril grande por el que venimos y al otro una granja, con un par de tractores y un granero y mas atrás mas siembras. Buena pinta tiene el sitio, pienso para mi capote.

Mariano me propone comenzar la noche comiendo el taco, pues la luna ya sube bastante tarde y no habrá buena visibilidad hasta las 12:00 hs. Acepto y eso hacemos, nos comemos unos sandwiches con unas cocacolas, junto a los tractores y la nave donde hemos resguardado el coche. Sobre las 11:00 hs echamos a andar y enseguida en la avena vemos un piarón de mas de 30 cochinos, esturreados dando buena cuenta de la simiente. Los observamos lentamente, uno a uno por si algún macho fuera cerca de la piara, pero nada son cochinas y lechones, algunas de ellas inmensas de unos 120 kilos hay varias, pero macho nada. Continuamos y mas adelante otra piara, inmensa también, 25 o 30 guarros mas y de nuevo todo marranas con rastra. Nos cuesta mucho mas identificar bien quien es quien que el primer día pues la luna ha menguado ya y la luminosidad es bastante inferior.

Nos hemos metido en mitad de la avena observando la piara y estamos agachados para no hacer mucho viso, cuando a nuestra izquierda, otro jabardillo, por lo menos de 20 cochinos, mientras aun vemos al anterior, ¡ Ahora mismo tenemos como 50 cochinos a nuestra vista en distintas zonas de la siembra! Macho no nos parece ninguno.....Nos sentamos los dos en medio de la avena a observar las evoluciones de ambas grandes piaras y una de ellas se va partiendo en dos, acercandose a nosotros una parte de unas 9 cochinas con rastra de varios tamaños, las llegamos a tener a 15 metros escasos devorando avena. Tenemos el viento de cara y no nos detectan.

Cuando nos está rebasando esa parte de la piara, Mariano detecta un bulto a unos 120 metros que permanece solo, mas o menos entre las dos piaras, obviamente es un macho, pues siempre se mantiene solo sin acercarse para nada a los jabardillos. Lo miramos largo rato por los prismáticos y Mariano me dice que debo tirarlo, que es macho seguro. A mi personalmente me parece medianejo y así se lo digo, sin mucha gana de tirarlo por este motivo. Finalmente me convence con aquello de que también aquí se matan cochinos de 80 kilos con gran trofeo como en España. ( digamos que un macho de 80 kilos aquí es como uno de 60 escasos en casa )

Abro el trípode, me coloco y le pongo la cruz en el codillo y sin pensar mas aprieto con el...Escucho perfecto como siempre con el silenciador el plaf en el cochino que corre escasos 20 metros por el sembrado antes de caer frito. Nos acercamos despacio, casi de paseo al guarro para comprobar que efectivamente es un navajerete como yo me temía. Mariano se disculpa dándome la razón en mis observaciones antes del tiro. Que le vamos a hacer le contesto yo, al fin y al cabo tenía el también razón en la suya. Cuantas veces un guarro viejo o enfermo con escaso tamaño y peso resulta ser un portento en cuanto a su trofeo. Finalmente una vez sacados los colmillos al navajero, dan una tablilla bonita de 17 cm.

Con este navajerete me despido de los tres fabulosas noches de recechos a los guarros en Río negro

El resto de la noche vemos algunas marranas mas, pero por desgracia ningún gran guarro, así que terminan mis tres fabulosas noches de rececho tras los grandes guarros en las avenas de Río negro, una experiencia de caza fabulosa y más para los que como yo, tienen al cochino como la pieza numero uno de la caza mayor y mucho mas cazados en esta forma.

El balance final es de cuatro marranos cazados a razón de 1 medalla de oro de 22 cm y 111 puntos CIC la primera noche. 1 medalla de plata de 21 cm y 108 puntos CIC y 1 medalla de oro de 24 cm y ¡121 puntos CIC ! la segunda y 1 navajero de 17 cm la tercera noche. Fantástico.

El tamaño de las avenas por las muchas lluvias como dije al principio hizo que no pudiera ser mayor el resultado que de por si es alucinante, pero casi todos los años se pueden matar ¡ de 2 a 4 grandes guarro por noche !

Hasta otra!!












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