martes, 27 de junio de 2017

Alvaro y los corzos de la France


Me envia el amigo Alvaro unas fotillos para darme envidia de una nueva expedición corcera express que se ha hecho a Francia.

Repite con Cristophe, estuvimos a gusto el año pasado y ha decidido darse una vueltecita por allí de día y medio a ver. La verdad que lo tenía planteado para el celo y creo que irá también en el celo, pero las ansias, la corcitis aguda, no le han dejado esperar y se ha ido para allá también a final de Junio.

Es ahora un momento difícil para echarse un buen corzo a la cara, pues los machos viejos están entretenidos marcando el territorio, preparando el inminente celo, y no salen mucho del monte



No obstante ha echado un ratito caluroso tras los corcetes y se lo ha pasado bien. Ha cobrado un par de corzos, no ha conseguido uno bueno de verdad, pero a nadie le amarga un dulce y se ha quitado la mosca, que coño.


La primera tarde consiguió un corcete ya hecho, de unos tres años pero de trofeo muy gastado, sin perlado considerable, claramente un corzo para quitar.


Dice Alvaro, que el bueno de Cristophe se lo pasó de largo en medio de un maizal y el que venía detrás, lo mandó al cielo de los corzos sin demasiadas preguntas.


Hay que ver lo naranjas que están los corzos de fuera de España por estas épocas estivales.


Después de la primera tarde quitarse el gusanillo, intentar buscar un buen corzo es lo suyo y a ello se pusieron.



Estuvieron recorriendo todo el terreno posible en busca de un buen corzo, haciendo algún aguardo también, donde Cristophe tenía localizado alguno, pero parece que los corzos con años se resisten en Junio...



Se toparon en esta búsqueda con par de marranos, que dice Alvaro que eran de buen porte, pero la mentalidad francesa de Cristophe, cumplidora con las normas, impidieron que Alvaro les pegara un susto a los marranos pues están vedados allí en esta época. Por supuesto Alvaro mucho mas castizo que el afrancesado guía, tuvo que hacer el esfuercillo de no liarse a tiros con los cochinos...jejeje



Para finalizar tiró otro corcete a unos 100 metros medio tapado por las siembras, haciendo blanco perfecto, no era fácil. Y aquí termina el viajito relámpago del amigo Alvaro, estoy seguro que a pesar de no haber encontrado un buen corzo, se lo ha pasado en grande. Recechar corzos es lo que tiene, es un deporte que llena el alma, independientemente del trofeo que porten.

La calidad de las fotos no es muy allá pues son hechas con el móvil y da para lo que da, para otra vez, serán mejores. Enhorabuena a Alvaro por este par de diítas corceros y espero que cuando vuelva en el celo, se apiole un corzo como el que mató por allí el año pasado, o quizás mejor, quien sabe.

¡¡¡ARREVOIRE!!!

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