martes, 15 de agosto de 2017

Attila, el guarro turco ( viaje a Turquía ) III


No todos conseguimos buenos resultados en cuanto a trofeos. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de guarros totalmente salvajes y en abierto, en la montaña. La verdad que yo creo que a todo el mundo en los 6 días le entró mas de un buen marrano, pero luego hay que darles en el sitio.

Alguno se liaba a tirotazos en cuanto le entraba una piara, sin seleccionar y esto es un error sin duda si quieres llevarte unos buenos trofeos. Primero porque los marranacos buenos como decía anteriormente entran con la piara muchas veces y cuando da la cara el bueno si te has liado con el resto, puedes estar sin munición o simplemente descompuesto, desencarado o como lo queramos decir.

Segundo porque al oír los disparos contra el resto del jabardillo, el marrano viejo se puede volver o pegar el tornillazo, torcer la carrera y no entrarte o no hacerlo en buenas condiciones. Es por esto que solo me limité a disparar sobre cochinos grandes, tratando de asegurar además que fueran machos. Mas fácil decir que hacer como decía. pero bueno la mayoría hicimos 2 o 3 guarros buenos y alguno un buen guarro al menos, siendo creo solo dos cazadores que no consiguieron ningún buen marrano, aunque si gente menuda.



Algunas veces cuando bajamos tras el agotador día de batidas y pasábamos por alguna aldea no muy tarde, parábamos a comprar pan, frutas o a tomar algún te, verdadera religión en este país y aunque yo personalmente no soy forofo del té, reconozco que nos aportaba bastante energía que falta nos hacía después del palizón y del remojón.





Finalmente ya por la noche en el hotel duchita, cena en común, entrega de colmillos de los guarros cobrados en el día y sorteo de primera postura del día siguiente. En hotel además de bonitos trofeos de Ibex Bezoar, especie que también puede cazarse por aquí y que tengo como asignatura pendiente que no tardaré mucho en cursar, tenían trofeos de cochino impresionantes, incluido un "Gross papa" como llaman los turcos a los verracos, de ¡¡31,5 centímetros de navaja!! IMPRESIONANTE.



En la siguiente fotografía puede verse el precioso y curioso trofeo de cochino que conseguí con mas ilusión que si hubiera sido "normal" y eso que hubiera sido un orazo de ser normal dadas sus dimensiones en la navaja buena y las amoladeras, pero me gustan los trofeos raros, que le vamos ha hacer. También la foto de un cochino normal por decirlo de alguna forma pues es un trofeo casi imposible de conseguir en España, dado su tamaño.



Terminamos la ultima batida con verdadera pena de que aquello se acababa y con ganas de volver a vivir aquella cacería, autentica y a la antigua que a cualquier cazador de verdad, amante de la caza salvaje y los paisaje rotundos de las montañas y como no de los cochinos buenos, tiene que apasionarle. Los fantásticos cazadores turcos que fueron nuestros maestros de sierra, postores y batidores nos dedicaron una canción y unas salvas con sus desvencijadas escopetuchas como despedida y los fuimos abrazando uno a uno, a pesar de la diferencia de cultura y de muchas mas cosas, la caza es así, eran casi como hermanos, como hermanos de monte. También les regalamos muchos de los archiperres que estuvimos usando en los días de caza. Paola y yo, por ejemplo las polainas, los guantes, algún pasamontañas etc...Que agradecieron mucho.



Regreso a Izmir con parada en una fabrica/tienda de preciosas artesanías típicas de las que pudimos llevar algunas para España como recuerdo sumado a las navajas de los señores guarros que cobramos.





Y desde el microbus pude sacar las ultimas fotografías de la ciudad que siguen, en el aeropuerto y desde el aire la ciudad en plena anochecida...













Una cacería para repetir sin duda!!!

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