domingo, 23 de julio de 2017

Un paseo con la cámara...


He cogido la sana costumbre de salir siempre con la máquina de fotos encima. La verdad me divierto con esta costumbre y creo que es la única forma de algún día, poder sacar una foto buena de verdad.

Que duda cabe que primero se debe estudiar bien uno su cámara. Saberse de memoria los mandos que manejan los diferentes conceptos importantes para la fotografía. La verdad me importa relativamente la extrema calidad de la imagen. He descubierto que lo que me divierte de verdad cuando paseo por la ciudad o por el campo, es igual, con la cámara es sacar lo peculiar. Lo espontáneo...

Y esta ciudad es verdaderamente un pozo de imágenes fantásticas. La peculiar estructura de la ciudad, de sus edificaciones, lo exótico de muchas imágenes que capto, la gente dispar, disparatada en muchos casos, su perfil de gran urbe mezclada con naturaleza urbana, sus colores, sus sonidos y olores invitan enormemente a congelarlos en película, en sensor en este caso.


Se encuentran casitas de pueblo mezcladas con enormes rascacielos por ejemplo. Es algo que llama enormemente la atención y mucho mas la de la máquina.




Vas caminando por una inmensa avenida repleta de tráfico y rodeado de enormes edificios de 20, 30 o 40 plantas, doblas una esquina y te encuentras en un silencioso barrio, lleno de vegetación y en el silencio mas absoluto.


Además tanto en los altos rascacielos como en las casitas cuasi rurales, se mezclan estilos y colores que es muy raro convivan en cualquier otro lugar conocido por mi.


No cabe duda que la mezcla de miles de inmigrantes en tan distintas épocas han influido en el peculiar perfil de esta ciudad. Sobre todo porque la mayoría de ellos provenían de toda Europa, de la vieja Europa.


No obstante algunas de estas casas no se parecen en realidad a ninguna construcción europea y no se muy bien en que se inspiró quien en su momento las encargara o construyera. El caso que ahí están para que las capte con la cámara, son muy fotogénicas muchas de ellas.


Dentro la maravillosa modalidad de fotografía que es la street photography, la arquitectura es quizá la que menos me llame. Prefiero mucho mas captar retratos de personas a corta distancia por ejemplo, pero la nombrada peculiaridad de las edificaciones de la ciudad de Buenos Aires siempre invita a ello. No me puedo contener.


Siempre encuentras imágenes excéntricas que no puedes reprimir llevarte, como esta inmensa bañera en la puerta de un edificio bastante lujoso en un barrio precioso y de gran influencia francesa, en su urbanismo y en sus construcciones.



Además, la antigüedad de muchas de las casas mezclada con la exuberancia de plantas y flores de este privilegiado clima, ofrece encuadres muy estéticos.


Es una gozada recorrer despacio muchos barrios del centro en cuanto sale el sol cámara en mano y recrearse en lo que te rodea. No vuelvo a casa nunca con menos de 400 o 500 imágenes en la tarjeta.


Sería imposible llegar a editar y publicar todas en el blog, pero algunas de ellas si, ahí quedan, el resto en el disco duro del Mac.


Algunos aprovechan la exuberancia de los jardines para llenar una cesta de naranjas. La necesidad que mucha gente pasa por aquí, está que duda cabe, reñida con tener un naranjo así de cargado cuando sus ramas asoman al exterior como es el caso.


La casita del embajador de Suiza que está a escasos metros de la propia embajada, recuerda a las casitas Suizas de los alpes en cierto sentido. Pero no exactamente. Está adaptada por otra parte a la peculiaridad de la capital donde se encuentra.


Otros se construyeron casas de filigrana que no creo que fueran basadas en nada en realidad, cuestión de mucha imaginación. Independientemente de su buen o mal gusto.


Y de repente entre las lujosas o no tanto, pero peculiares casas, te topas con una subestación eléctrica que te parece que no puede estar ahí. La sitúas mas bien en un pequeño pueblo de la Extremadura profunda por ejemplo. O del mismo conurbano bonaerense, pero no ahí. No pega, pero está.


Aquí todo vale para distinguirse, que tengo un palacete francés de principios del siglo XX, pues la puerta naranja, ea.


Eso si todo muy vigilado. En las propias calles las cámaras de vigilancia, apuntan hacia todas direcciones. No en vano estamos en el tercer mundo aunque no lo parezca en nuestro barrio. Todas estas fotografías las he sacado en escasas dos manzanas alrededor de casa. Dá para muchas buenas imágenes Buenos Aires. Si...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.